PRESUPUESTO EN GÉNERO: MUCHA PROPAGANDA, POCO COMPROMISO CON LOS CAMBIOS REALES

Opinamos

Por Marina Esponda Conejeros, Coordinadora Frente Feminista de la RM de RD

En redes sociales circula una propaganda del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (Sernameg), en contra la violencia hacia la mujer donde Cecilia Morel junto a ministros y ministras del gobierno salieron diciendo: “No más violencia, depende de ti, depende de mí, depende de todos”.

Si bien es un avance a la forma de hacer propaganda con respecto a campañas anteriores, como la de junio donde se redimía a los victimarios de violencia de género, lo que refleja el bajo presupuesto en materia de género para el 2021 es que este gobierno no se hace cargo de la violencia estructural que vivimos las mujeres. Al menos no más allá de un video propagandístico cada 6 meses, siendo que las mujeres hemos sido de los grupos donde más se ha profundizado la precariedad con la pandemia.

El 19 de noviembre se aprobó en la cámara de diputados la ley de presupuesto del 2021 que incluía la partida del Sernameg.  Desde la articulación de Mujeres de Oposición considerábamos insuficiente esos montos sobre todo al pensar en el aumento de la violencia durante la pandemia de COVID-19.

Además, observamos que en aquellos puntos donde había un aumento en presupuesto no corresponden nada más que a traslados de programas de otras instituciones estatales. Por ejemplo, el programa “Abeja Emprende” que hasta el 2020 se ejecutaba por el Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec), ahora pasará a cargo de Sernameg.

Otro caso es la reducción del programa “4 a 7”, que permite que niñas y niños de entre 6 y 13 años permanezcan en un establecimiento educacional después de la jornada escolar, posibilitando la inserción y permanencia laboral de sus madres y/o mujeres responsables de su cuidado. Este se suma a la disminución de ingresos para otros programas como el de Mujer, Asociatividad y Emprendimiento, Mujer, Maternidad y Sexualidad y el de Mujer y Participación Política.

Ante el aumento de violencia y la crisis de cuidados, este nuevo presupuesto muestra las pocas intenciones de este gobierno por hacerse cargo. Las cifras son alarmantes y nos dicen que las mujeres somos de los grupos más afectados con la pandemia.

Esto se ve en el aumento de las desigualdades estructurales de género a través del aumento de la violencia intrafamiliar, una jornada laboral con teletrabajo que se hace incompatible con las labores de cuidado que han estado históricamente a cargo las mujeres, la grave crisis económica que afecta a la ciudadanía.

Todo hace que también haya un aumento del deterioro de la salud mental. Según la encuesta “Termómetro Social” del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (Desoc) publicada en Junio de este año, indica que 49,3 por ciento de los encuestados cree que su estado de ánimo está peor, y de estos muestra que en las mujeres domina la evaluación negativa, equivalente a 55,6 por ciento.

En tanto, un 42, 8 por ciento, es decir, menos de la mitad de la población masculina cree que ha empeorado. Esto refleja un deterioro aún mayor de la calidad de vida. Si ya el estallido social del 2019 hizo que se cayeran todas las caretas sobre “la buena situación de Chile”, con la pandemia vemos como aumenta aún más la precarización y el Estado no tiene planes para hacer políticas que aborden estos temas el próximo año.

¿Cuándo será el día en que el estado se haga cargo de las opresiones que viven las mujeres más allá de la propaganda, la noticia mediática del momento, que finalmente utilizan sólo como instrumento para hacer política populista? Para hacernos cargo como sociedad de la violencia estructural que viven las mujeres, es hora de que se acaben los populismos a través de campañas comunicacionales vacías y se hagan políticas que aborden en toda su dimensión y poner los recursos donde corresponde. Sin certezas sobre cómo se desenvolverá la crisis económica que seguirá luego de la pandemia, vemos como el Estado solo mira a las mujeres para hacer una campaña contra la violencia de género de manera generalizada, culpando a los individuos y sin tener un plan para fortalecer los mecanismos que ayudarían a combatirla. Esto nos reafirma que hoy estamos  abandonadas ante la violencia y precariedad.